El miedo es parte de nuestro equipaje, es una herramienta con la que fuimos dotados y que nos ayuda a protegernos. Hasta ahí funciona muy bien, el problema es cuando nos bloquea y se convierte en rigidez, apego o desconfianza. 

El miedo es una de las emociones que más nos cuesta reconocer y, en ocasiones, termina convirtiéndose en un ‘enemigo silencioso’ que nos limita, nos llena de ansiedad y nos hace sufrir. ¿Qué tal si empezamos por perderle el miedo al miedo, por aceptarlo y equilibrarlo en su justa medida, con gratitud?

¡Pues no se diga más! vamos a desafiar nuestros miedos, a convertirlos en buenos compañeros de viaje, a lograr que -en lugar de hacernos tropezar o paralizarnos- nos ayuden a anticipar riesgos para lanzarnos a lograr nuestras más altas metas.